Lo sagrado
La dimensión espiritual guaraní nos llega a través de relatos orales de tiempos primordiales en los que hombres y animales no estaban claramente diferenciados. Para conectar con esa mitología en el presente, debemos esforzarnos por suspender la mirada darwiniana de la realidad, que ubica aquellos tiempos en un pasado superado, impidiéndoles actualizarse. La dimensión espiritual de Carupá-Canal se basa en 3 fundamentos: ★ El Delta bonaerense como génesis vivo, es decir, un territorio ancestral guaraní en constante geoformación. ★★ La posibilidad de adquirir secretos de los animales, en particular del Yaguareté, habitante ancestral del Delta, la Selva y el Chaco. ★★★ Plegarias dedicadas a Ñamandú, ancestro divino del génesis guaraní y héroe histórico de la resistencia durante las fundaciones.
GÉNESIS PRIMORDIAL DEL DELTA BONAERENSE Y SU PROCESO ACTIVO HOY
Hace 18.000 años, durante la edad del hielo, el nivel del mar era más de 100 m más bajo. Solo cuando se derritieron los glaciares 7.000 años atrás, el mar alcanzó el nivel actual. Sin embargo, a los 1.000 años se produce una gran ingresión marina, que cubre el norte de Bs. As. y llega hasta Entre Ríos. Recién entre 1.000 o 2.000 años después cuando “el mar descendió se originaron cordones litorales en casi toda la costa norte y también en la desembocadura del río Luján” (Kokot y Codignotto, 2014). Esto tiene su correlato en la toponimia guaraní del río Paraná, que significa pariente del mar (Aguirre, 1783).
El fenómeno diluviano, que forma parte del conjunto de creencias guaraníes desde antes de la evangelización misionera, se corresponde con la base de la composición geológica del Delta, luego modelada por la acción fluvial hasta conformar el paisaje actual. Entre afluentes de múltiples regiones, como por ejemplo el río Iguazú, queremos destacar los cursos de agua del Gran Chaco, principalmente el río Paraguay y, a través suyo, los ríos Bermejo y Pilcomayo, que aportan una gran carga sedimentaria de tierra roja, proveniente de regiones también guaraníes (chiriguanas); concretamente 160 millones de toneladas anuales (Boschi 1987 en Kokot y Codignotto, 2014), generando un avance del Delta sobre la desembocadura del río Uruguay y hacia la ciudad de Bs. As., como se puede apreciar en el mapa más abajo (Kokot y Codignotto, 2014; Codignotto y Medina, 2005).
★ EL ROL DE CARUPÁ EN LA GEOFORMACIÓN
Estas islas y bancos se fijan gracias a la vegetación: el caudal del río genera sucesivas inundaciones depositando sedimentos fértiles, favorables especialmente al crecimiento de alisos de río (mbuibé en guaraní), planta que llega directamente desde la selva. Así, el Delta del Paraná sigue hoy en proceso de geoformación, habiendo aumentado su superficie en 650km² desde 1750, y por lo tanto, afirmamos que el Delta es un territorio ancestral guaraní en estado de génesis activo, capaz de resistir los embates de la historia y seguir siendo la morada de flora y fauna nativas tanto del Delta bonaerense como de regiones tropicales compartidas por Argentina, Paraguay y Brasil.
Dando este primer paso, los invitamos a extender los horizontes ontológicos más allá del concepto de cultura moderna, abiertos a los símbolos, creencias, sentimientos y certezas que se manifiestan en la fuerza vital de la flora y fauna nativa. Solo así podremos continuar con el legado de la memoria y hacer frente a los dolores y desafíos de los nuevos tiempos. También solo así podremos percibir sus alegrías.
YAGUARETÉ-AVÁ, "LOS HOMBRES TIGRE"
Si bien la dimensión espiritual involucra a todos los animales, portadores sagrados del vínculo con lo divino y portales de transmutación hacia o desde ellos, vamos a detenernos en el yaguareté: un ser especialmente sagrado en la cosmovisión guaraní cuya presencia ancestral en este sitio tiene absoluto consenso. Fue habitante del Delta hasta el siglo XIX o siglo XX incluso, y su memoria persiste en el nombre del municipio de Tigre; la escultura que vemos en la imagen lo recuerda a solo 2km de Carupá, en la estación fluvial del municipio.
La mitología guaraní nos llega a través de relatos orales de tiempos originarios en los que hombres y animales no estaban claramente diferenciados. Para conectar con esa noción de lo sagrado en el presente, es necesario esforzarnos por suspender la lente darwiniana de la evolución, que nos obliga a ubicar esos tiempos en un pasado superado, impidiéndoles actualizarse. En cambio, debemos abrirnos a una cosmovisión en la que no éramos animales y dejamos de serlo, sino que éramos todos humanos.
El antropólogo brasileño Eduardo Viveiros de Castro es mundialmente reconocido por el desarrollo de esta interpretación de la realidad, a la que llama “perspectivismo amerindio”, y en la que muchas veces recurre al yaguareté para explicarla:
Los jaguares son personas porque, al mismo tiempo, la jaguaridad es una potencialidad de las personas humanas. No nos tiene que extrañar tanto una idea como “los animales son personas”. Hay varios contextos importantes en nuestra cultura en los cuales la proposición inversa, “los seres humanos son animales” es tomada como perfectamente evidente.
★ EL SECRETO DEL TIGRE
Los mitos guaraníes vinculados al yaguareté, así como con muchos otros animales, se fundamentan en la posibilidad de transmutación, es decir, de ser también el otro y así adquirir sus poderes. Los siguientes fragmentos de relatos recopilados por Rubén Pérez Bugallo (2007) durante las últimas décadas del siglo XX pintan de cuerpo entero (y con manchas de piel de yaguareté) esa realidad:
Cuando un tigre lastima a un paisano es como si le entregara todo su poder físico. El paisano no sabe nada, pero cuando vuelve para su casa a curarse, cuando duerme sueña con ese poder (...) Es así como a partir de ese momento puede transformarse, antes de entrar al monte o antes de pelear (...) Esos hombres se llaman yaguaríya. Aquí en Virgen de la Peña había uno de esos — Basilio Soria, Yacuy 1983.
★ ETHOS GUERRERO
Esta cualidad guerrera debe ser puesta en perspectiva de la resistencia de los guaraníes de las islas durante las fundaciones. Y aunque los relatos citados provienen de grupos Chiriguanos, existe conciencia de su parentesco con los Mbya de la selva:
Ellos eran yaguareté-abá porque era tigres, eran hombres-tigres. Por eso eran tan bravos esos mbwia para pelear. Tenían la parte de arriba como yagua: cabeza, cuerpo y manos de tigre. Y abajo, pata pila no más. Así dicen que eran los antiguos. Y nunca morían, eran tunpa (...) Ahora… ya no. Cuando vino la religión se fueron cambiando. Perdieron ese secreto (...) Aunque… todavía queda alguno que puede hacerse yaguareté ába — Santos Ruiz, Aguaray, 1980.
★ PROTECCIÓN SAGRADA
Es importante insistir en que estos relatos no deben situarse únicamente en tiempos lejanos o inconmensurables. El siguiente testimonio, enmarcado en el éxodo al norte argentino durante la Guerra del Chaco (1932–1935), habla de una protección mística:
Se fugaron para la Argentina porque aquí había un poco de vida, de trabajo. Así que vinieron para acá cruzando montes y ríos (...) En aquellos tiempos, cuando ellos vinieron para acá la gente indígena contaba con que sentían que detrás de ellos venía como un montón de tigres. Al crujido de los dientes del tigre lo sentían cerquita, aunque estuvieran distanciados. Me parece que eso sería porque algunos tenían el secreto del tigre. Y eso lo poseían los que habían tratado de luchar alguna vez con el tigre — Froilán Gareca, Lote Sarita, 1983.
★ RECREACIÓN DURANTE EL RITUAL
En la actualidad, las comunidades guaraníes solicitan esta protección especialmente durante el ritual del carnaval, en el que recrean al yaguareté-abá. Este gesto debe entenderse como una de múltiples prácticas para actualizar la fuerza sagrada:
Los yaguaretá ya se han ido. Pero en el pimpim ellos siempre están tocando el tambor y bailando con nosotros. Ellos siguen estando presentes, porque vienen a pasar con nosotros la fiesta. Aquellos hombres-tigres ya no están, pero para el aréte se apersonan aquí. Por eso elegimos un tigre para pelear (...) y ese hombre que hace de tigre tiene que ser muy atrevido, no parar hasta liquidarlo al toro. El toro siempre pierde frente al yágua — Indalecio, El Tabacal, 1982.
PLEGARIAS PARA ÑAMANDÚ DE AYER Y HOY
Para cerrar, retomamos la referencia a Ñamandú. Su presencia es central en los relatos del génesis mbyá revelados en lengua ritual a Cadogan (1959), y aparece también en numerosas plegarias, entre ellas que los miembros más devotos recitan cada mañana:
¡Oh Verdadero Padre Ñamandú, el Primero!
Aquí en la Tierra el Ñamandú de corazón grande
se yergue al mismo tiempo de su divina sabiduría.
En virtud de tu haber dispuesto que aquellos
a quienes tú proveíste de arco nos irguiéramos,
es que nosotros volvemos a erguirnos.
En virtud de ello, palabras hermosas carentes de mal,
que en ningún tiempo sin excepción se debilitarán…
nosotros, unos pocos huérfanos del paraíso,
volvemos a pronunciarlas al levantarnos.
En virtud de ello seanos permitido
levantarnos repetidas veces.
Ñamandú es también la deidad invocada por Lorenzo y Benito Ramos en las plegarias recopiladas por Martínez Gamba (1982). Entre ellas destacamos una que enuncia con claridad la vital importancia de reivindicar la cosmovisión guaraní desde los centros de poder de las ciudades:
“…solo vos harás que bajen tus palabras
hasta el origen del entendimiento de los jefes de los extranjeros
harás que bajen secretamente lo enviados de los dioses Tupa
a conmover sus corazones.
Haz que tengan fortaleza mis palabras, Verdadero Padre Ñamandú, el Primero
pronuncio estas plegarias para que vos las escuches.
Recién entonces sabremos en dónde,
en el lecho de qué bosques primigenios
tendremos espacio para encender nuestros fuegos,
mediante estas palabras que ahora me escuchás ¡
Verdadero Padre Ñamandú, el Primero!”


